Poesía

Selene

Ella llevaba… tanto tiempo deseándolo.

En la danza eterna que la ata a Él, que la atrae sin llegar a tocarle, pero sin poder huir, Selene sufre al no poder apartar el rostro de su amado.

¿Quién sabe qué pecados cometieron? ¿Quién sino el dios Sol les pudo imponer tamaño castigo?

Atada con los eslabones de la gravedad, condenada por siempre a no poder volver la mirada, a contemplar la dicha sin tocarla, sin poder siquiera huir, troca su amor en luz.

De día la toma Ella. De noche Él la recibe, iluminando los sueños y pasiones de sus hijos que la contemplan.

Mas, en contadas ocasiones, cuando el dios mira para otro lado, amparada en la penumbra, entre dos luces, Selene se desliza sigilosa y baja, desafiando la Autoridad, para besar el rostro de su amado, cuando nadie la ve.

Y durante unos instantes, el tiempo se detiene, la gravedad desaparece, y la luz no refleja luz, sino gozo y rubor, pasión encendida y delirio en su secreta promesa eterna.

…y sus hijos la contemplan maravillados.

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