Poesía

Recorriendo sentidos

Déjame sentir el peso
de tu deseo en mi lecho,
deja jugar tus sonrisas
retozando entre mis sueños.

Déjame tatuar tu piel
con la tinta de mis besos.
Déjame pintarte entera,
poro a poro, beso a beso.

Deja que mis dedos anden
los caminos de tu piel,
hilando tu cuerpo al mio
con finos trazos de miel.

Quiero recorrer sentidos,
con la pasión de saber
que no queda en el tintero
sendero por el que volver.

Déjame quemar mi alma,
al fuego de tu mirada,
deja que ardan mis sueños
en este océano de sábanas.

Arrasa mi piel a besos,
bajo tus labios candentes,
arrasa mi ser entero,
sobre tu corazón ardiente.

Abrazado a ti siento
que el invierno olvida el frío,
al calor de mi almohada
tu latido ya es el mio.

Uno somos, hasta el alba
mis manos sobre tu piel,
mis sueños sobre tu alma,
y senderos por recorrer.

14 Comments on “Recorriendo sentidos

  1. Amigo, UnAngel:

    Tienes razónnnnnn, nuestra manera de transmitir ha coincidido, en el fondo, en las caricias y hasta el mismo día… con la misma intensidad, tú desde tu mundo de letras envueltas en belleza, y yo desde la sencillez de las mías, me alegro por la coincidencia, amigo mío, y tengo que decirte que me han encantado, tienen mucho fuego, mucha luz, mucha pasión…

    Recorrer senderos… descubrir sensaciones… pintando besos… caricias… latidos que se conjugan… verbos encendidos… abrasados… tus letras están llenas de vida y sensualidad, son bellísimas.

    Admiro tu manera de transmitir, eres un maestro de la poesía, amigo mío.

    Felicitaciones.

    Un beso.

  2. Muchas gracias María.

    Aprendiz de todo, maestro de nada, es lo que me gusta ser, porque uno jamás deja de ser alumno y cada día es una lección, una oportunidad para aprender.

    Y esta poesía, en la que riego las palabras con la belleza de mis sueños, realmente se me queda corta, pues siempre tengo la sensación de que entre el corazón y la punta de mis dedos se acaban perdiendo los mejores versos, los más bellos e intensos.

    Un beso grande María.

  3. Mira que me gusta, bueno, más que gustarme, me encanta el frío granadino… Pero ese invierno tuyo que ha olvidado el frío azul en algún verso, me ha dejado con un sabor de boca primaveral y literario.
    Me resulta increíble tu forma de poemar. Tus historias, tus cuentos, tú, escondido entre rimas construyendo tu propia leyenda.

    Joder, mi más sincera felicitación, y gratitud…

    Un abrazo

    Mario

  4. Qué voy a decirte, Mario, que no te haya agradecido ya.

    Por tus palabras desnudas, que traes a vestir mi blog, corre la savia fresca de todo un bosque literario.

    Y sí, ciertamente el color de la pasión pinta de primavera hasta el más crudo invierno.

    Yo de Granada no conozco el frío, pues siempre voy en verano a descubrir pueblecitos encalados sembrando las alpujarras.

    Un abrazo.

  5. !Por fin!!!

    Lamento mi tardanza…pero es que me siento un poco pez con las nuevas tecnologías..

    Me encanta tu «recorriendo sentidos»…tu alma poética está cargadísima de sensibilidad. Iré poco a poco descubriéndote…

    Un saludo. Ah!, decirte que en mi último pequeño relato le puse al protagonista tu nombre…es mi forma de agradecerte tu seguimiento y tus palabras. Gracias, mil gracias por todo.

  6. Beatriz, qué alegría verte llegar hasta aquí.

    No hay tardanza cuando cada visita es un regalo, y más cuando mi nombre te ha servido en tu inspiración. Tu relato de ‘La sombra del secreto’ sí que es un regalo que nos brindas y que a mi, como lector empedernido, me encanta, y así te lo hago saber. Escribes muy bien y además lo compartes con los demás. Es algo fantástico.

    Y he llegado hasta ese último relato que mencionas, y he de decir que no puedo ser imparcial tras saberme origen de ese nombre que tan magistralmente aparece en él, y que comentaré como se merece en tu blog. Sinceramente, ha sido todo un regalo inmerecido que me deja el corazón lleno de alegría.

    Muchísimas gracias Beatriz, porque me das mucho.

    Un beso muy grande.

  7. ¡Hermosísimo!

    Me encanta ese «déjame…» con el que comienzas en diferentes estrofas (¡estrofa! que palabra tan fea para describir algo tan hermoso, ¿no te parece?) y me encanta porque muchas veces el obstáculo insalvable con el que tropieza el amor es precisamente ese «déjame…» y ella, o él, no te deja…porque tiene miedo, porque le falta seguridad o porque desconociendo lo que supone el verdadero amor…corre a refugiarse en las certezas cotidianas del dia a dia, esas que no suponen ningún reto, esas que están hechas de rutinas e incluso de hastío, esas que…jamás harán desbocarse al corazón en una feroz estampida de latidos en los que la explosión de la pasión pueda confirmar que aún no estamos muertos, que estamos vivos…

    ¡Déjame demostrarte, amor mio, que la vida de verdad, comienza justo después de que ese «déjame…» ya no sea necesario entre ambos!

    Un fuerte abrazo de hermano, y como siempre, parece que estamos conectados de alguna manera mágica y maravillosa… Llegará un momento en que no sabré si escribes lo que vivo…o soy yo el que vive lo que tú escribes…¡Gracias!

    Ananda

  8. Ananda,

    ¿Cómo es que tus comentarios siempre tienen el sonido de la alegría y me llegan con el calor de un día de verano?

    Ciertamente debemos sentir de manera similar, porque es evidente la conexión de sensaciones y sentimientos.

    Ese ‘déjame’, que ni siquiera debería ser necesario; ese ‘déjame’ anhelado, expresado sin palabras, con la ternura de una caricia en pieles de seda deseadas, con toda la fuerza de un corazón rebosante, no siempre es suficiente para deshacer los muros otrora levantados, y la dulzura de mis sueños se diluye en la sal de esos muros que tiemblan sin llegar a caer, cimentados en el miedo, un miedo que sella los ojos impidiendo ver la luz que quiere desbordarse en su interior.

    Y esa puerta cerrada a la luz de la vida duele realmente cuando, por un instante, en un descuido de la razón, la férrea mano que sustenta sus muros olvida su fuerza ante la pureza y sinceridad poco habituales del resplandor que la rodea, y el muro se desvanece como un negro sueño ante el alba, y entonces, en ese instante, ves el mismo brillo que hay en ti, la misma fuerza y pureza, la misma vida y todo el universo que hay tras ella, esperando ser fundido al tuyo.

    Pero es eso, un instante, un mal descuido que no sabe cómo ha ocurrido, cómo ha podido perder el control, e inmediatamente la mano retoma su fuerza para cerrar el muro, recomponiendo las grietas de luz con vendas de razón, aunque ya no es tan fuerte, pues ya ha atisbado qué hay más allá.

    Y entonces tus ‘déjame’ se quedan caminando a traspiés por la sombra de un sendero que ha desaparecido, y cuya ausencia duele más que su no existir.

    El miedo al daño es más dañino que el propio daño, pues te priva de la auténtica dicha mientras te aplicas parches de irrealidad. Hay que aceptar el daño como parte de la experiencia de la vida, y quizás entonces podamos avanzar.

    Un abrazo enorme.

  9. Créeme, la admiración es toda mía, poeta. Tus versos rezuman una sensibilidad bellísima..

    Gracias por tu comentario en Querencia, has conseguido emocionarme de verdad..

    Un besito

  10. Lía, me dejo liar encantado por la belleza de tus palabras, estas y las de tu blog.

    Un besazo.

    Jossie, el placer es mio por acercar la sonrisa y el calor de esos ojos a calentar este rincón.

    Un besazo.

  11. Que puedo decir que ya no te hayan dicho cada uno de tus amigos poetas.
    Desde mi humilde entender de poesía solo puedo decirte que llegas al alma cuando se te lee…
    Cuídate. Y si pasa cerca del mar bésalo de mi parte…

  12. Pasa siempre que quieras, María, a saborearlos, pues cada vez que son leídos crecen y yo con ellos.

    Un besazo.

    Lucía, el sábado estuve contemplando ese mar desde la orilla, y tu nombre se rizaba entre las olas que llegaban a mi. Muchas gracias por abrir tu alma a mis versos. Prefiero llenar almas humildes que escritorios de entendidos.

    Un besazo.

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