Poesía

Imagina…

Un amanecer de cálidos besos,
una playa en el océano de tu mirada,
una caricia que no termine en el tiempo,
un sueño que al despertar no termine,
un caramelo con sabor a tus besos,
una goma de borrar sufrimientos,
una foto que me sonría al pasar,
un beso que desnude miradas,
un hoy que no aspire a mañanas,
una aspirina que cure tristezas,
una copa donde no naden las penas,
un helado de miradas inmensas,
un viaje que no acabe nunca,
una chispa que prenda tu vida,
una luna de mareas de amor,
un arma que explote en sonrisas,
un puño que sostenga una flor,
una pluma de escribir sólo versos,
unos versos que impregnen tu piel,
una rosa con espinas de amor,
una herida que derrame mi alma,
una aguja de coser corazones…
…con un hilo que me ate a ti.

5 Comments on “Imagina…

  1. Es uno de los poemas más increíbles que he leído últimamente. No ando perdido, ni nado en ciénagas de letras ausentes, no. Cada vez leo más y cada vez escribo menos. Y cada vez que hago todo lo que hago, letra mediante, me sorprendo queriendo aprender, queriendo saber, queriendo poder alcanzar tu orilla y abrazar la posibilidad de construir un poema, o un texto en condiciones, en tus condiciones.

    Un abrazo

    Mario

    1. Mario, indudablemente, lo que escribimos tiene la huella de nuestros pasos por la vida e incluso de nuestra forma de caminar. Contiene la huella dactilar de nuestra alma y está impregnado de nuestros sueños.

      Aprender es una sed que nunca es saciada, pero que nos llena a cada sorbo que damos, y por eso nos deleitamos con aquellos autores que nos llegan más que otros, y hasta nuestro último aliento seguimos bebiendo, y en cada trago crecemos algo más. Lo que somos capaces de escribir cambia con nosotros, y está indudablemente marcado con nuestras cicatrices y sueños, y se enriquece del manantial.

      Por ello, puedes descansar cuanto quieras, pero no dejes de escribir, pues formas parte del manantial que me sacia, como tantos autores, como la vida y como la música, y sólo puedes escribir con tu riquísimo estilo, pues de lo contrario no serían tus textos, como yo, sólo puedo escribir lo que me sale, aunque se me abra el alma abrazando la nívea, inmensamente sencilla y riquísima pureza de la poesía de Juan Ramón Jimenez, tengo la certeza de que nunca podré escribir así, pero no me pesa, pues mi alma y mi corazón están sobre mis pasos, y allí donde me lleven estará mi felicidad.

      Un abrazo.

  2. No quiero imaginar, amigo mío.
    Me acostumbré a imaginar primaveras y veranos, y siempre me encontraba con otoños e inviernos…Imaginé alegrías y sólo aparecieron desolación y penas…
    Ya no quiero imaginar, ni soñar, ni desear…quiero vivir, sólo vivir, intensamente y bien despierto. Lo que me toque estará bien. No albergo dudas.
    Si es desamor, lo abrazaré dichoso. Si es amor, lo recibiré alegre. Si es alegría, recordaré que antes hubo penas. Si es pena, recordaré que alguna vez hubo alegrías. Si es vida cantaré una canción a voz en grito y si es muerte…susurraré una nana, cada vez más suave, cada vez más dulce, cada vez más bajito…

    Hermosísimo poema, Angel. Pero ya no quiero imaginar…
    ¿Sabes? Cuando me despisto, cuando me olvido y empiezo a soñar, hundo mi mano en el centro de mi pecho hasta llegar al corazón y…rozo con la punta de los dedos las costuras que se empeñan en tratar de mantenerlo de una pieza, una por una, ¡y hay ya tantas! Voy despacito, con mucha calma, con el mimo que se pone al saber que en cualquier instante pueden abrirse de nuevo, y en cada costura, en cada puntada que rozan la yema de mis dedos, aparece un dolor espantoso que me recuerda que la imaginación no es suficiente bálsamo contra las heridas del amor.

    ¡Un abrazo muy fuerte!

    1. Mi querido Ananda, en mi caso mi imaginación es la savia que recorre mi cuerpo, ha sido siempre mi mejor amigo, ha mitigado mi soledad, me ha dado alas, ha expandido mi universo más allá de mi mundo, ha cosido cada herida de mi corazón, y cuando, roto, se ha parado, lo ha cogido en sus manos y lo ha hecho latir de nuevo.

      Sólo puedo, pues, estarle agradecido, porque soy yo y no sé ser de otra manera. Pero he aprendido mucho. He aprendido a volver de mis viajes con el corazón más grande de lo que era. He aprendido a dejar de lado a la amargura que diferencia Amar y querer. He aprendido que aún me queda tanto por aprender…, tanto camino por recorrer… y mi imaginación es el cayado sobre el que se socorren mis pasos, es mi fiel perro lazarillo que me guía en la oscuridad, y que nunca me deja solo, y sea cual sea el momentáneo destino en mi camino, sé que no me embota la mente como un mal vino, para dejarme sentir todo lo que me rodea, para dejarme vivir envuelto en cada brisa del aire, pues de ahí se alimenta también, de ahí parten mis viajes, y al volver cada matiz cobra aún mayor vida.

      Y si bien no basta para sanar un corazón roto, sí consuela, alienta, apoya y ayuda como la mano amiga que toma la del enfermo, como la que recorre la frente perlada de sudor en el delirio, como la que te sujeta firme en los primeros pasos hacia la ventana abierta de nuevo al Sol.

      Conocer el dolor de cada herida en el corazón no te impide amar de nuevo, sino que lo arrastra con mayor lucidez y determinación hacia ese Amor con mayúsculas que no cabe en ningún corazón sin heridas.

      Hay tantos senderos como pies que los quieran recorrer.

      Un abrazo amigo.

  3. Amigo mio, en tu caso, es imposible que vuelvas de ningún viaje con el corazón más grande de lo que ya lo tenías, ¡ porque siempre ha sido ENORME ! Un solo centímetro más que te creciera, ya no te entraría en el pecho…
    Siento, como siempre, todas y cada una de tus palabras como si fueran mías…Y compruebo feliz que no es mi imaginación. 😉 ¡Gracias!

    ¡Un abrazo muy fuerte!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 × 2 =