Poesía

Anhelos

Anhelo ser aire,
que tu figura envuelva y aspirado,
vibrar jugueteando con la sonrisa de tus labios que me besan al pasar.

Anhelo ser agua,
y en mansa lluvia deslizarme por tu piel,
grabando en mi memoria el perfil de cada poro que te haga suspirar.

Anhelo ser tierra,
que de lecho abrace a tu cuerpo recostado,
mientras risueña, recoges una a una de las estrellas su fulgor.

Anhelo ser fuego,
que en tu corazón estalle y que encienda tu mirada,
que derrita tu mesura y tus mejillas amanezcan al rozarte con mi piel.

Y ante todo, anhelo ser sueño,
por nacer en tus entrañas y convertirme en tu anhelo,
por ser torrente de lava mientras recorro tu cuerpo,
por ser alba en tu mirada,
por crisparme entre tus dedos,
por beberte desde dentro,
por sentir lo que tu sientes,
cuando sentir es el cielo.

12 Comments on “Anhelos

  1. Créeme, tras leerte, tras hablar con la gente que abraza las letras como tú, que doma el verbo, que educa las metáforas, créeme, digo, que lo que yo anhelo es ser letra, o hacerme letra, o algo así. Porque entre tus anhelos de sueños, los más importantes, y tus anhelos airosos, no sé en qué punto quedarme y empezar este comentario.

    Un abrazo, agradecido

    Mario

  2. Lía, gracias por pararte a mirar entre mis versos con tus preciosos ojos de cielo.
    Un beso.

    Mario, no es necesario que te conviertas en letra, pues el simple hecho nada simple de tu enriquecedora presencia aquí ya es maná entre mis textos.

    Un fuerte abrazo.

    Maribel, sinceramente, ya me gustaría tener la mitad de habilidad verbal que la escrita cuando tengo delante unos ojos que iluminan mi noche y dejan inertes mis labios. Cuanto daría por que esa música fluyese con las notas que poseen mis textos.

    Solo a veces, algunas veces, se alinean los planetas en mi firmamento y el verbo fluye hacia un campo de sonrisas que como flores me animan y miman.

    Un beso.

  3. ¡Precioso!
    Hasta ahora nunca había «volado» al leer una poesía.

    He de confesarte una sensación «física», la de haber planeado libre, desde el primer verso hasta el último y, gracias a Dios, aún no he aterrizado…

    ¿Sabes amigo? Hubo una época en la que yo también anhelaba.
    Un día entre consternado, por el tiempo perdido, y divertido, por lo increible del hallazgo, descubrí que ya somos, ya tenemos dentro todo aquello que anhelamos…Ahora ya no anhelo, sé que soy, se que tengo dentro todo aquello que un día perseguí incansable al dolor y al desaliento…Ahora sólo amo…y me he vuelto tan egoista, que sólo anhelo que me amen por lo que soy…sin anhelar ya nada…

    ¡Un fuerte abrazo!

    Ananda

  4. Hola Ananda 😀

    He de confesarte que en este caso esa inspiración, como en muchos otros, me llegó a lomos de mi corcel metálico, volando por entre las montañas y los últimos colores del otoño.

    Por lo tanto, volemos pues, ya que esa es la sensación que me embarga siempre que la inspiración se escurre entre mis sueños.

    Esos sueños que gracias a mi fiel y grata compañera de aventuras y desvelos, mi imaginación, ponen alas a mi corazón y lo elevan a una distancia nada razonable del suelo; todo ello aderezado con sabores y bocados de realidad, una pizca de irrealidad, y toques nada comedidos de locura.

    Por eso no puedo evitar que mis anhelos vuelen entre las flores de una eterna primavera, tanto a buscar como a entregar.

    Otro fuerte abrazo para ti!

  5. “Anhelo ser fuego,
    que en tu corazón estalle y que encienda tu mirada,
    que derrita tu mesura y tus mejillas amanezcan al rozarte con mi piel.”
    Que dulce y sensual… yo Anhelo que alguien algún día me escriba algo así.
    Besos poeta.

  6. Angel:

    Leerte es sentir esa caricia, ese latido, ese suspiro, ese vuelo entre tus letras que son bálsamos para el interior, un auténtico placer entrar en tu rincón y respirar tanta sensibilidad de letras, nos elevas y nos envuelves en vuelos con el fluir de tu inspiración.

    Un beso, amigo mío.

  7. Sí se puede jUliet, se puede y se debe decir con una mirada, más que encendida, cegadora; y sin tener que traducirlo con una sola palabra, escrito directamente con el fuego de la piel sobre la piel.

    Un beso.

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